Joaquito, hoy quiero ser puente para escribir la carta para tu abuelo. Que no se pierda ese lazo que compartían y que desbordaba de complicidad amorosa. Cuando llegue la Navidad y saquemos las cajas con los animalitos del Pesebre, sentir que su mano también guiará al colocar cada pieza “La vaca cerca del Niño Dios para alimentarlo…”. Su mirada noble la veo al verte, y esa ceremonia de cuidar las plantas con tu regaderita para que sigan creciendo, las semillas para sus amigas las palomas…la otra tarde se detuvo mi corazón al verte sentado en su silla y mirándolas hasta con la misma postura. Vida que permanece, pedacitos del espejo que conservan reflejos de las risas y charlas. Cuánto amor hubo que sigue resonando en tu corazón como siempre, vibra como las cuerdas de la guitarra con la que cantaban. Te acompaña en tu infancia cuidando tus sueños.

Desde pequeña escribir fue un camino que le atrajo. Las palabras eran amigas tan entretenidas como mágicas para hilvanar historias. Y aunque las dejó esperando un largo tiempo, ellas la esperaron.