Querida Claudia Fandán:
Espero que, cuando carta llegue, no sea demasiado tarde, creo que no. Aunque que dejamos de conversar cuando yo tendría unos tres años, parece increíble hace casi medio siglo, siempre te he tenido en mi memoria. Fuiste mi primera amiga. Admiraba tu melena larga y rubia, tu andar etéreo y tu ropa siempre rosada. Nunca supe muy bien cuándo ni cómo llegaste a mi vida, estabas ahí. Mi familia también te recuerda, debo haberles hablado mucho de vos, supongo que eso me ha ayudado a no olvidarte. Cuando nació mi hermana, aunque demoró bastante en ser hábil para jugar, decidiste mudarte a París. Desde eso he tenido muchas amigas, ninguna otra con tu melena, tu andar o tu ropa, ninguna otra imaginaria.
L.
Nací y vivo en Montevideo, con algunas incursiones temporales y esporádicas en otras partes del mundo. Me gusta jugar con las palabras: hablo mucho, escribo un poco, leo bastante (aunque menos de lo que recomiendan los expertos).
Amiga imaginaria, Amistad, Infancia