El otro día un amigo de la infancia me contaba con añoranza que había pasado por la puerta de su antigua casa natal y casi no lo había reconocido. Él se mudó del barrio al iniciar su adolescencia y los nuevos dueños decidieron ir transformándola a su gusto con el tiempo, cosa que me parece totalmente lógica. Esa sensación de extrañamiento que sintió él, sinceramente ni yo, ni ninguno de los chicos del barrio la sentimos nunca, porque una vez que él se mudó, esa casa dejó de estar en nuestro mapa de juegos. Pasó a ser solo una casa más de la cuadra.
Sin embargo, pasados unos días noté que su comentario me había reconfortado de cierta manera indirecta. Me sentí afortunado por tener a mis padres viviendo todavía en la misma casa donde yo crecí junto a mis hermanos. Y cuando digo “la misma casa” no me refiero solamente a la dirección postal; quiero decir que esa casa tampoco tuvo grandes refacciones, ni ampliación de espacios, ni renovación de pisos, ni cambios de rejas, nada. A lo sumo una mano nueva de pintura cada cinco años, ¡pero siempre del mismo color inclusive!
En ese patio aprendí a caminar, hace ya más de cuarenta años, y cuando voy de visita todavía encuentro el tapialcito que me ayudaba a darme seguridad en esos primeros pasos, tal como lo documenta una amarillenta foto en el álbum familiar. Seguir leyendo: www.wattpad.com/la-casa-de-la-niñez
Lic. Comunicación Social
Desde pequeño le han apasionado la escritura, la música y el fútbol; pero si tenemos en cuenta la opinión de sus allegados respecto a cómo se desempeña en sus roles de futbolista o guitarrista, estamos seguros de que esta faceta literaria suya es la menos dañina.
Así que, si es usted uno los incautos que ha caído en la trampa de tomar este texto entre sus manos, tómelo como una señal. Si este atorrante al que nunca le gustó estudiar, que tiene serios problemas con la puntualidad y que prefiere ponerse a jugar a los videojuegos antes que leer un libro, ha logrado imprimir uno propio… imagínese las cosas grandiosas que el destino podría estar preparándole a usted.
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